Elizabeth Gallegos: “Si empezamos a valorar, reconocer y respetar que hay diferentes identidades, empieza a ser menor el daño y mayor la aceptación”

La directora de la Fundación Rescatando Sueños se refiere a la lucha por la aceptación de las distintas culturas e identidades que están presentes en nuestro país. También habla sobre el desconocimiento que existe sobre ellas, incluso sobre su existencia en sí. Además de la importancia de ser inculcadas desde que los niños y niñas son pequeños, para así evitar los prejuicios y discriminaciones a las que ha llegado nuestra sociedad hoy en día.

Por Gabriela Palominos C.

Elizabeth Gallegos es educadora de párvulo y directora de la Fundación Rescatando Sueños, ubicada en la comuna de Coronel, Concepción. Rescatando Sueños fue fundada en el 2018, justamente por las ganas de Elizabeth y su equipo de reforzar identidades. Reconocer nuestro pasado y nuestro presente, ya que ella cree fielmente que no debemos olvidar nuestros orígenes ya que éstos muchas veces traen respuestas a comportamientos y formas de ser en la actualidad, señalando que “estamos hechos de miles de historias que vienen de nuestros antepasados y todo eso afecta en lo que somos ahora”.

En medio de todo esto, Elizabeth descubrió los orígenes afrodescendientes de su abuelo y entendió muchas cosas. Sus ganas de ahondar en la historia se hicieron aún más fuertes y quiso traspasar la importancia de aquello a los niños y niñas de Coronel por medio de la fundación, la cual actualmente realiza desde asesorías y capacitaciones hasta material para niños como cuentos y libros.

La profesional se define como una mujer inquieta y apasionada por la educación. Ella considera que “la educación puede cambiar el mundo y es lo que me inspira y me moviliza. Desde muy chica supe lo que quería hacer. Fue a los 7 años en que encontré la misión de mi vida, en ese momento no lo internalicé, pero ahora mirando para atrás me doy cuenta lo importante que fue esa instancia”. Elizabeth relata que cuando entró al colegio, se creó recién el sistema pre-escolar, por lo que entró a primero básico, pero no alcanzó a disfrutar lo que fue pre-kínder y kínder, porque no existían anteriormente. Cuenta que todos los recreos  se instalaba en la ventana para ver lo que hacían en el kínder y que le llamaba profundamente su atención. “Yo era súper chica, tenía unos 7 años. Fue así como un día la educadora tuvo la deferencia de hacerme pasar a la sala y me hizo parte de la actividad y siento que fue en ese momento en que decreté que quería ser profe, quería ser educadora”, cuenta.

¿Esa experiencia fue determinante para ti?

Definitivamente. En el momento no lo asimilé, pero cuando ya más adulta estaba decidiendo lo que quería estudiar, me acordé un día de esa experiencia y sentí que fue clave ese momento, que me hayan hecho pasar a compartir con los niños de kínder. Ahí fue donde dije: “Yo quiero ser así, quiero dejar huellas en las personas que están a mi alrededor”. Hay gestos que hacemos que marcan la vida de otros y a veces ni lo sabemos. Yo creo que esa educadora de párvulo no tiene idea lo que generó con el gesto que tuvo hacia mí.

LOS INICIOS DE LA FUNDACIÓN Y LA IMPORTANCIA DE LA IDENTIDAD

¿Cómo parte la Fundación Rescatando Sueños?

Nace por una necesidad educativa acá en Coronel. Nosotros trabajábamos en un jardín y llevábamos muchos años con un currículum integral y, si bien, abarcan hartas áreas del desarrollo del niño, se enfocaba más en lo intelectual, en lo cognitivo. Después pasa el caso de Daniel Zamudio y a mí me llegó mucho, por lo que yo reflexioné y me pregunté qué estábamos haciendo nosotros como educadores en esta situación, por qué los niños no se pueden aceptar entre ellos y por qué hay otro que se cree capaz de arrebatarle la vida a una persona por ser diferente. Fue así como hice la propuesta de cambiar el foco e hicimos un vuelco en nuestro proyecto educativo cambiándolo a un currículum socioemocional.

¿Y ahí es donde hacen el enlace con la identidad?

Sí, a partir de las emociones, de lo que conversábamos en clases, de los temas que tratábamos, de cómo ayudar al amigo o amiga, dentro de todo ese proceso nos dimos cuenta también que lo más importante era reforzar la identidad de los niños de nuestro centro educativo.

¿Consideras que el tema de las identidades de las comunidades locales en Chile es algo tabú?

Sí, de todas maneras, por eso hay tanto racismo en nuestro país, sobre todo ahora que empezaron a llegar más personas de color de distintos lugares y los vemos como extraños, pero no debería ser así ya que ellos están volviendo a sus tierras. Me acuerdo que el presidente (Ricardo) Lagos dijo que aquí en Chile no habían afrodescendientes, pero desde las mismas cúpulas está el conocimiento y reconcomiendo que sí hubo esclavos, que sí llegaron a Chile, que se instalaron en Arica y fueron esclavos para trabajar en los valles.

¿Qué es lo que te han dicho las comunidades de afrodescendientes de nuestro país con respecto a este tema?

Yo me acuerdo que conversaba con la señora Marta (Salgado), que es la presidenta de la ONG Oro Negro de Arica y ella me decía que a los mismos afros, con sus rasgos de color, nariz ancha y todo, les cuesta reconocer que son afrodescendientes, porque hay un dolor, un desprecio por detrás, porque hay una desvalorización también, han sido toda una vida postergados, maltratados, entonces a ellos también les cuesta reconocer y sentirse orgullosos de su raza. Por mucho tiempo les decían que el acto de amor que podían tener para con su descendencia era no casarse con otra persona de color para así “blanquear la raza” y que sus hijos no tuviesen que sufrir todo lo que ellos sí.  

¿Cuán importante han visto que ha sido visibilizar la ascendencia afroamericana en Chile?

Es muy importante porque es fundamental reconocer a otro que es diferente, pero que esa diferencia sea vista como algo positivo, dejar de ponerle el tono negativo a quien es diferente, ya que con esa diferencia podemos seguir creciendo, aceptándonos. Las culturas son tan valiosas, puedes aprender de todo, por eso hay que abrirse a ese nuevo mundo, aceptar, ver las diferencias, potenciarnos y complementarnos.

LA TRADICIÓN Y CULTURA EN ESTAS FECHAS

¿Es más difícil mantener en estas fechas la identidad de las comunidades cuando son fiestas tan marcadas por tradiciones extranjeras?

 Sí, es difícil, porque es una memoria colectiva que está ahí, instalada en nuestra mente, que el viejito pascuero, la ilusión, la magia. El problema está en que hay muchos lugares en los que no van a llegar regalos, donde las mamás y los hermanos tienen que inventar una historia de por qué no llegó el viejito a sus casas, entonces es difícil. Por eso es tan importante reafirmar la identidad y fortalecer este proceso porque si tengo mi identidad clara y reafirmada, obviamente no voy a dejar que esas cosas afecten mi vida y mis tradiciones. Ahora, si las incorporo, como lo prefieren algunos – y hay quienes lo hacen- le voy a dar mi sello.

Pero mantienes que debe existir un respeto de por medio en las culturas y tradiciones.

Exactamente. Por ejemplo, aquí en Chile hay gente que les va a dejar regalos en Navidad a las comunidades mapuches, y si bien lo hacen con una buena intención, los mapuches no celebran la navidad porque no está dentro de su impronta. Ellos tienen otras celebraciones y no es que ninguna persona del pueblo mapuche pueda celebrar la navidad o hacer algo para esta fecha, pero no autoimponérselo a un pueblo. Entonces si empezamos a valorar, reconocer y respetar que hay diferentes identidades, empieza a ser menor el daño y mayor la aceptación.

Respetar desde la más conocida y tradicional hasta la que no conocemos tanto

Sí, esto va para todos lados, ya que tampoco se trata de ir en contra de la gente que sí quiere celebrar la Navidad porque son sus creencias, son sus tradiciones y es fundamental respetarlas. Se trata del respeto y aceptación en todos los sentidos.

Actualmente se encuentran escribiendo un libro sobre mujeres en la fundación, ¿qué nos puedes contar de esto?

Sí, estamos trabajando en un libro que se llama “Diario de heroínas chilenas” y la idea de este libro es educar a los niños y niñas desde el feminismo. El libro reúne 20 historias de mujeres que han realizado labores relevantes dentro de Chile en diferentes áreas. Lo bonito que tiene este libro es que ellas le cuentan la historia a una especie de diario de vida, por ejemplo, contamos la historia de Elena Caffarena y se relata como en el momento que le llegó el llamado a ella de que debía luchar por los derechos de las mujeres desde que era niña. Todo está relatado desde la infancia, porque eso es lo que queremos transmitirle a las niñas y los niños: que los sueños siempre parten desde pequeños.

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